sábado, 23 de abril de 2011

Diversión terrible

Encuadernación de Libros y Manualidades nace, imagino que le habrá pasado también a la mayoría de las personas que comienzan un blog sin la experiencia y conocimientos suficientes, tras la búsqueda de respuestas a las múltiples interrogantes que se han estado paseando por la mente de una aficionada: ¿cómo lo hago?, ¿qué pongo?, ¿cómo lo estructuro?. Tras una pausa para recopilar ideas y organizarme -o quizás tras una plácida siestecilla (en sábado, por supuesto) que me mostraba una librería bien provista de libros, revelándome que mi tiempo de diversión estaba destinado a invertirlo en algo relacionado con el Arte-, fue en ese preciso instante cuando “la pregunta”, aleteando a mi alrededor provocándome un precipitado despertar, me dio la clave de inicio: ¿cuándo, cómo, dónde y por qué te ha cautivado este maravilloso oficio de la encuadernación ?.

Hago un esfuerzo de memoria y creo que fue en la primavera de 1997, de una forma espontánea y casual, casi sin querer. Estaba en la Sierra de Madrid, visitando a mi tía y actual “compi”. Aquélla mañana primaveral y en aquél jardín silvestre de “La Barranca”, ante un típico spanish aperitivo, entre pinchitos y coca-cola light, chistes y chascarrillos, de repente mis ojos se abrieron como platos. Aurora, habiendo desaparecido solo un instante, “mutis por el foro”, había entrado en su casa y había salido de ella con las manos llenas. Se me acercó y susurrándome al oído me dijo: ¿Te gustan los libros que he encuadernado?. Antes de poder responder afirmativamente, las primeras palabras que salieron de mi boca fueron yo quiero, yo quiero… y nuevamente más preguntas: ¿dónde, cómo, cuándo, con quién?.

Ella llevaba ya un par de años encuadernando así que, embelesada ante sus logros artísticos, logré convencerla para que se cambiara a la clase de los sábados. En el mes de septiembre siguiente ya estábamos, la tía y la sobrina, matriculadas en el Taller de Encuadernación, curso 1997-1998, de la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial de Madrid.

Desde el primer sábado hasta la actualidad, por supuesto además de Aurora y de todos mis compañeros por su acogida y buenos consejos, mi entrega y entusiasmo por este bello oficio sigue creciendo gracias a María Luisa Núñez, mi maestra. Me ha iniciado meticulosamente en las distintas técnicas artísticas y me muestra los trucos más útiles para perfeccionar mis creaciones, con gran paciencia; todo ello gracias a su gran talento, talante y experiencia profesional.

Confieso ahora que no me oye nadie, que lo de madrugar también los sábados a veces se me hace un poco cuesta arriba. Cuando suena el despertador a las 8.00 de la mañana, me quedaría en la camita tan ricamente. Pongo los pies en el suelo y arranco, olvido las tentaciones, la pereza. Me voy a El Escorial, haga sol, llueva o nieve, y a currar. Ningún sábado me he arrepentido del madrugón.

En clase perfeccionamos y practicamos las técnicas aprendidas: costuras, encolado, dobleces, cortes y puntas, enlomado, montaje, colocación de hojas de respeto, planos y guardas, limpieza, restauración, chiflado, encuadernación rústica, encuadernación en tela (lomo cuadrado o redondo, con cajo y sin cajo), encuadernación holandesa, encuadernación en piel (encartonado, falso encartonado o tapa suelta, con y sin cajo), encuadernación en pergamino, Bradel, encuadernación japonesa, estuches (lomo cuadrado y redondo, de petaca) y camisas de protección, etc.

En cuanto a la parte artística del libro desarrollamos la creatividad mediante la utilización de técnicas como grabación con película, gofrado, dorado, estampación, decoración de cortes, mosaicos, relieves y bajorrelieves, cabezadas (bordadas, de tela o piel, naturales), nervios, tejuelos, broches, etc.

Nos satisface también desarrollar actividades recreativas (queda más fino que no poner “maric….” como las catalogan algunos…) mediante la creación con cartón, tela y papel decorativo de objetos sencillos: libretas, cuadernos, fundas, carpetas (con gomas o cintas, solapas, de anillas), cajas (cuadradas, redondas, con tapa suelta, en forma de libro con lomo recto o redondo), marcos y portarretratos (en forma de libro, de pared, en forma de L), álbumes de fotos, plumieres, cubiletes, portanotas, marcapáginas, revisteros, clasificadores (con anillas, de fuelle con tapa sencilla, de fuelle con solapa), agendas, escribanías, vades de sobremesa, etc.

Esta es mi diversión, “la clase de los sábados”. Como dijo Oscar Wilde, "El único deber es el deber de divertirse terriblemente".

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